viernes, 15 de noviembre de 2013

La limpieza y el mantenimiento de los toldos


Los toldos son elementos que ganan protagonismo cuando llega el buen tiempo. Mantenerlos limpios y en buenas condiciones no solo favorece su aspecto estético, sino que además prolonga su vida útil.
Dada su exposición a la intemperie la superficie de los toldos se mancha mucho por diferentes agentes, suciedad, polvo, contaminación, lluvia. Los que más suciedad acumulan son los toldos horizontales y que no son extensibles, aunque los verticales que se pueden recoger también quedan a la intemperie durante largos periodos y se ven perjudicados por la lluvia, el polvo y otras partículas arrastradas por el viento.
La limpieza de los toldos en general es una tarea simple, salvo por la dificultad de acceder a las partes más altas o alejadas de los bordes. De ahí que para evitar correr riesgos, haya que tomar las precauciones necesarias: sobre todo, usar escaleras adecuadas, que queden bien apoyadas y, a ser posible, sostenidas por otra persona en la parte inferior.
Lo más recomendable para limpiar el toldo es usar agua, jabón neutro y un cepillo de cerdas blandas. Como la tela de los toldos (que puede ser de materiales diversos como lona acrílica PVC o fibra de vidrio) incluye un tratamiento impermeabilizan, lo conveniente es evitar, siempre que sea posible, las sustancias abrasivas para la limpieza, ya que reducen la vida útil del tejido.
Lo recomendable es usar solo agua o una solución de agua con jabón neutro o blanco, que afloje la suciedad de manera leve. Luego, pasar un cepillo de cerdas blandas y, por último, aclarar con agua limpia. 
Es importante también que al guardarlos estén bien secos, ya que si conservan humedad propiciarán la formación de moho, con las consiguientes manchas, que posteriormente resultan muy complicadas de quitar.

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